Último recurso. Las lágrimas y la tinta son buenas amigas, algo pasó, en algún sueño o realidad que me hizo verte tan diferente esta noche. El cielo da un espectáculo de sueños, capaz elija una de esas estrellas fugaces para imaginarte.

No perdías la elegancia, ni la hermosura, ni tu actitud de nada, solo perdiste mi subjetividad, mi amor. Creo que por primera vez te vi con los ojos.

-Vamos…no llores más. ¿Cómo querés que te perdone? Mira cuanto vino has derramado. Por favor no llores

Largas caminatas tratan de igualar lo que me provocabas en el pecho, vicios y vicios intentan distraerme. No hay nada peor que fingir ser lo que no es y fue, y es que hoy en día las hormigas viajan en colectivo, mi amor.

No quisiera arruinar tus fotos con mis lágrimas. Me olvidé el camino a tu casa, perdí la llave de mi corazón. Todo volvió a 0, a un punto muerto, que es imposible revivir, porque nada se puede revivir…

No son más que promesas que adornan mi alma. Cuando el ombligo es mas grande que la cabeza, tu alma es mas chica que este vaso, y el cielo es mas gris que de costumbre, no hay cura a esta pena.

Y ahora sin saber donde ir, en un nudo mental duro y retorcido, perdiendo el color, los sentidos. Perdiendo segundo a segundo la vida que me habías dado, muerto en vida, preso de mis recuerdos y angustias. Dejando caer lágrima a lágrima cada beso no dado, cada abrazo evitado, cada sensación no tenida en cuenta.

Bajo la sombra de este árbol por crecer dejaré que caigan esas lágrimas, logrando así que esos besos, abrazos y sensaciones puedan dar algún fruto.