El ( I I )
Él: indeciso, miedoso, algo tímido, triste. Vivía camuflado entre todos y pocos notaban su existencia y muy pocos le daban real importancia a la misma. Solía ser útil en ciertos casos, cuando la gente tenia problemas era muy común que los recarguen sobre él… “qué le hace una mancha más al tigre”. Escasas veces servía para algo más.
Abatido por la vida él había olvidado de sonreír y ser feliz, ya eran muchas cosas las que le pasaron y alguien tan frágil no podía para tanto. Era muy triste ver cuando nadie lo escuchaba, incluso los mismos que siempre recaían en él.
Él a pesar de todo y toda su fragilidad siguió para adelante como uno más, totalmente carente de ego o narcisismo, dejando atrás problemas causados por la sociedad hermosa de este mundo precioso. Parecía tenerlo todo en un cierto control, soportaba todo y nunca se le vio caer una lágrima de los ojos, nunca pedía ayuda innecesaria ni cargaba con sus problemas a otras personas, seguía manteniendo sus principios a pesar de todo, para resumir.
Hasta que un día el bendito amor se cruzó en su camino, totalmente cegado por ella empezó a ver la vida con otros colores, otros gustos, a sentirse con un poco más de suerte, a ser feliz. Pero le duró poco tanto festín, poco a poco se dio cuenta que no era para él, sino para varios, contuvo el aliento y trató de disimular su corazón roto, mantuvo la entereza física por lo menos, esas “mariposas” que sentía se transformaron en malestares intensos y muy molestos, las lágrimas que nunca se le caían empezaban a fugarse una por una muy esporádicamente, sin duda había sufrido un cambio, pero no mejor ni nada parecido.
Cuándo por fin estaba saliendo de ese pozo emocional, sufrió el golpe más cruel que le pudiera preparar el destino, provocando que su alma hiciera juego con su corazón…ambos rotos. Este golpe mucho más importante que los demás aumentó su vacío interno.
Para su desdicha ese golpe lo hizo recurrir al pozo emocional anterior, que por muy iluso le provocó las mismas heridas que antes y mucho más. Apenas podía sostenerse en pié, le costaba no acordarse de lo malo, le dolía tan escasas manos ofreciéndole ayuda. Le dolía vivir.
Tras varias depresiones y altibajos, una noche extraña, que debía ser festiva lo encontró con la idea del final anticipado y auto-producido, lo meditó varias veces y algo en él se negaba a hacerlo, y así fue, no lo hizo, seguía teniendo principios a pesar de todo y nunca fue tan cobarde para un final así…
Siguió estando donde estaba, tragándose sus broncas, sus tristezas, en busca del bien ajeno, si lo consiguió o no, no lo sé, pero hizo todo lo que estaba a su alcance para hacer feliz a muchos y hacerse por lo menos un poquito alegre a él también.
Algunos dicen que ella se cruzó en su camino.
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