La luna dibuja un rulo en tu pelo, la vida se encarga de pintar las desgracias en mi cuerpo. Son esas ganas de vomitar sin saber qué ni porqué, de abrazarte y dejarte ir, llorarte en medio de un chiste. Dejar que el tiempo se nos pasé de hora.

Ahí estás comiéndote las uñas, en ese rincón, esperando el milagro para que yo me acerque, un relámpago más y la noche es cada vez más hostil. Yo, acá sin poder moverme, esperando el milagro para que te acerques. Otra vez la Luna y el Sol juegan a correrse en el cielo, nosotros quietos, pero yo con las estrellas siempre frente a mis ojos.

Otro cigarrillo, otra corriente eléctrica en el pecho. Esta quietud no es sana, quererte no es sano. La Luna le volvió a ganar al Sol, y acá volviste a ganar vos.
Tu mente es mi blanco, tu corazón mí utopía, pestañeos del pasado, un relámpago más y mi alma se retuerce en llanto, otra vez. Las paredes grises que te rodean no son más que primaveras para mí, te amaría si no fuera yo.
Las ideas están corroyendo mis huesos, más frágiles que la vez que te dije como era todo, mas frágiles que el espacio entre nosotros…

Vencimos la gravedad en ese beso, pero no vencimos a la Luna, no vencimos al Sol, el tiempo se nos pasó, y vos encontraste a alguien mejor. Pero yo tengo las estrellas en mis ojos… y no me dejan ver.