Sé que cada vez que te hable quedarán un puñado de palabras sin salir, capaz las más importantes.
Sé que no quiero admitir que lo nuestro murió, no hay autopsia que lo demuestre ni nos dé fechas, pero sé que pasó.
Esquivabamos adoquines flojos por las calles, vos tenias un globo, yo una sonrisa. Te tenía de la mano (en la mano), nos unimos en el mismo cuerpo, eligiendo el tuyo por razones obvias.
Ninguna palabra significaba lo mismo desde ese entonces, nos inundábamos de incendios, como una rosa florecías, como un café me revolviá.
¿Que sería de Buenos Aires sin tu risa?, deberías ser un monumento nacional.
Debería matarme.
Vos soltaste el globo y mi sonrisa se pinchó, la rosa florecida en el café se cayó, ennegrecida se moría mientras el café se enfriaba. Fue ese mounstro, lo sé, si aún me acuerdo cuando esa normalidad nos pasó por arriba.

¿Que sería de Buenos Aires sin tu risa?